domingo, 19 de junio de 2011

Guerra de los cien años

La Guerra de los Cien Años fue un prolongado conflicto armado que duró en realidad 116 años (1337-1453) entre los reyes de Francia y los de Inglaterra. Esta guerra fue de raíz feudal, pues su propósito no era otro que dirimir quién controlaría las enormes posesiones de los monarcas ingleses en territorios franceses desde 1154, debido al ascenso al trono inglés de Enrique II Plantagenet, conde de Anjou y casado con Leonor de Aquitania. Tuvo implicaciones internacionales. Finalmente y después de innúmeros avatares, se saldó con la retirada inglesa de tierras francesas.


Origen:

La salvaje rivalidad entre Francia e Inglaterra había comenzado ya en tiempos de la Batalla de Hastings, en la que el duque francés Guillermo de Normandía se adueñara de Inglaterra. Ahora los normandos eran reyes de una gran nación, y exigirían al rey francés ser tratados como tal. Pero el punto de vista de Francia no era el mismo. Los duques de Normandía siempre habían sido sus vasallos, y el hecho de que hubiesen ascendido de su ducado a un alto trono en un país "lejano" no tenía por qué cambiar su sumisión tradicional a la corona de París.

Consecuencias:

Enfermo Enrique VI, Inglaterra quedó, tras el fin de la Guerra de los Cien Años, en manos de Somerset y York, enemigos declarados y absolutamente enfrentados ideológicamente. Guiados por intereses personales, no se preocuparon por consolidar la flamante paz, sino que embarcaron a su país en una sangrienta guerra civil dinástica que se conocería como la Guerra de las Dos Rosas. En Francia, por su parte, la monarquía y el absolutismo fueron consolidados por Luis XI, hijo de Carlos VII. Luego de grandes conquistas, la Casa de Valois se extinguió como lo había hecho antes la de los Capetos. Estas caídas prefiguraban el fin de los estados feudales y el comienzo de la Europa Moderna que se harían realidad en el siglo siguiente.