lunes, 30 de mayo de 2011

Oratoria

El arte de utilizar la palabra en público con corrección y belleza, sirviéndose de ella para simultáneamente agradar y persuadir, tuvo en Roma un uso temprano y prolongado. Favorecía su desarrollo el sistema político de la República basado en la consulta popular, y, de hecho, se mantuvo vivo y con fuerza mientras la constitución republicana subsistió; una vez que se imponen formas de gobierno basadas en el poder personal, la oratoria, falta del ambiente de libertad que necesita, languidece y se transforma en un puro ejercicio de retórica. En unas culturas como las clásicas eminentemente orales, la oratoria impregnaba gran parte de la vida pública y su valor era reconocido en los tribunales, en el foro y en algunas manifestaciones religiosas. El pueblo romano, extraordinariamente aficionado a los discursos, sabía valorar y aplaudir a los oradores brillantes, e intervenía en las discusiones entre las distintas escuelas y tendencias.

Principales principios:
  • Para la elaboración de buenos discursos es imprescindible el conocimiento de los distintos recursos oratorios que se estudian en las diferentes partes de la retórica:
    • Inventio: Trata sobre el contenido de las ideas y de las argumentaciones.
    • Ordo o dispositio: Estudia la disposición u ordenación de las ideas del discurso.
    • Elocutio: Esta tercera parte de la retórica se refiere a la expresión lingüística del discurso; la elección y colocación de las palabras, el ritmo condicionado por éstas; correcta utilización de las figuras retóricas.
    • Memoria: Proponía pautas para memorizar.
    • Pronuntiatio o declamatio: Desarrollaba técnicas para la declamación 
  • Según la finalidad del discurso se distinguían tres géneros de elocuencia:
    • Genus laudativum: Era utilizado en los discursos pronunciados en ceremonias relacionadas con la religión.
    • Genus deliberativum: Era el propio de la oratoria política.
    • Genus iudiciale: Propio de los discursos de acusación y defensa ante los tribunales. 
  • También el estilo o tono de los discursos debía adecuarse a los distintos géneros de elocuencia, distinguiéndose también tres tipos de estilo o genera dicendi:
    • Genus grande
    • Genus medi
    • Genus tenue

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